La frustración de la mediocridad

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El grito de Edvard Munch
El grito de Edvard Munch, 1895, fragmento. Esta litografía, posterior a la pintura del mismo nombre, representa la angustia existencial, no muy diferente de la que representa no saber dónde estás o qué expectativas tener. Foto: Thomas Widerberg/Cortesía de British Museum

Esto no es una oda a la mediocridad, sino un chequeo de realidad. Entenderlo puede ayudar a encontrar un espacio adecuado en la industria o al menos, a entender dónde nos encontramos y mirarlo con menos severidad.

La realidad es que no todas las organizaciones están interesadas en competir por ser las líderes del grupo, por ser las innovadoras que guían a las demás o ser las de mayor rendimiento. Para la mayoría de los negocios basta con hacerlo suficientemente bien para generar utilidades y seguir en el juego. A veces esto es falta de visión, otras simplemente es para lo que alcanza. Es importante saberlo, porque si es falta de visión, nunca será diferente. Pero si se trata de posibilidades, las condiciones se pueden cambiar.

Es importante conocer a las organizaciones en las que trabajamos, porque de ellas depende el espacio en el que nos movemos, el estándar de calidad que podremos esperar y las oportunidades que tendremos.

Hace un par de semanas escuchaba una conversación entre Andy Polaine y Peter Merholz y Peter decía que:

Los diseñadores tienen problemas asumiendo que se puede llevar un negocio perfectamente exitoso con un diseño mediocre, la mayor parte del tiempo.

Peter Merholz – State of the Design Nation, podcast de Andy Polaine

El sentido crítico y el deseo de perfección se confrontan con esta realidad y genera frustración. Y esa frustración, cuando no es bien conducida, se puede percibir como obstruccionismo o un perfeccionismo que no resuelve ni conduce a nada. En estos casos, lo que se requiere es pragmatismo y claridad de que los contextos condicionan los resultados.

Para los diseñadores —UX, producto, UI, innovación, etc.—, esta falta de oportunidad para liderar y ser innovadores, es lo que indica el alcance de lo posible en esas organizaciones: si un negocio no busca ser el líder, habrá poco espacio para inventar nada nuevo o desarrollar propuestas de valor diferenciadoras. Con replicar lo que hacen los demás y hacerlo suficientemente bien, basta.

Esto no es un juicio de valor, sino una descripción de la realidad. Y no es algo que esté mal en sí mismo. No todos pueden ser el top performer. No todos pueden ser el apex predator de su ecosistema. De todos modos, esto genera espacios útiles para los diseñadores.

Ser parte de una organización que busca competir para liderar, muchas veces agresivamente. No es algo que todos estemos dispuestos a asumir. Buscar la diferenciación, encontrar la oferta de valor que hace la diferencia, estar siempre en la cima, es un trabajo demandante, que requiere conocimiento, experiencia y, por sobre todo, mucha dedicación. No todo el mundo tiene las condiciones o el deseo de estar en ese lugar. O tal vez no estás en el momento adecuado. Por otro lado, un espacio menos demandante, puede ser mucho más apto para ganar experiencia y aprender. Tal vez en otro momento uno esté en condiciones de buscar desafíos exigentes como los que demandan los líderes de la industria. O también al revés, en algún momento querrás salir de la vorágine de la alta competencia para buscar una vida con menos estrés.

Lo importante de todo esto, es entender los espacios y saber qué es lo que buscamos o necesitamos en diferentes momentos. Y optar por un lugar de menor demanda no te hace mediocre, mientras tengas en claro cuál es tu camino.

Finalmente, en todos los espacios, de alta o baja competencia, puedes encontrar desafíos y formas de crecer y aportar a la organización o a tus pares.

Cierro, ordenando las ideas:

  • No todas las organizaciones tienen condiciones —o el deseo— para ser innovadoras. Está bien.
  • La mayoría de las empresas estarán conformes con un nivel mediocre de diseño.
  • Las organizaciones líderes generan una demanda alta de experiencia, conocimiento y dedicación.
  • El resto de las organizaciones buscará replicar, no asumir riesgos.
  • Una organización “como la mayoría” es aún un buen espacio para aprender y crecer y, si está en tus objetivos, acceder a una compañía líder cuando estés en condiciones.
  • Cualquier espacio, sea de alta competencia o no, exigirá de tu capacidad para comprender el contexto y tener una mirada estratégica.

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